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Tuesday, January 09, 2018

BABY BLACK HOLE




BABIES, SUPERMASIVES BLACK HOLES
Until recently it was thought that a black hole would only reach gigantic dimensions if it were able to swallow many galaxies and stars with enough mass in order to expand. Consequently, it is difficult to suppose the existence of supermassive black holes in the childhood (first 200-600 years), of our universe. However,  reality is different from many theories. The astronomer Eduardo Bañados (Observatories of the Carnegie Institution for Science and the Department of Astrophysical Sciences of Princeton), with images taken from the Las Campanas Observatory (La Serena/Chile), has discovered a quasar (J1342 + 0928), an unmistakable mark of a supermassive black hole, engulfing gas, barely 690 million years old, after the Big Bang (5% of the current universe's age). A black hole with a mass of 8 × 108M (800 million times, the mass of the sun), in a universe with a change to red z: 7.54, significantly neutral, in   reionization time (xHI> 0.33 (xHI> 0.11).  Period, in which our universe  barely came out of the dark phase and contained vast clouds of fog. Some scientists believe that these supermassive black holes were created by sudden growth (spur), defying Eddington's law (self-limitation of hole growth) According to another Chilean astronomer, Leopoldo Infante (Director of the Observatory: Las Campanas), there must have been a very rapid process that gathered a lot of mass in a special place in the universe, forming the quasar. Other scientists believe that by simply engulfing the collapsed clouds of this early universe, there would have been the growth of these supermassive black holes, in a time full of chaotic skirmishes between protons and naked electrons forming  neutral atoms of H, which absorbed bright UV light from the first stars. And, although we know that the reionization was completed 1 billion years after the Big Bang, the mass around this new quasar is half neutral, half ionized. As if that were not enough, Bolaños believes that there are other early supergiant black holes in the northern part of the universe. In this regard, a geometry specialist could predict the pillared areas (those that would support the greatest weight), during the accelerated formation of domes, being able to infer from there, the special parts of a universe in formation, that required more energy. Be that as it may, this discovery reinforces the theory that the function of black holes is to swallow redundant material to maintain a plan for the creation of the universe (fine tuning), even an order to create organic life.
AGUJEROS NEGROS BEBES, SUPERMASIVOS
Hasta hace poco se pensaba que un agujero negro solo alcanzaría dimensiones gigantescas si fuese capaz de engullir muchas galaxias y estrellas con suficiente masa a fin de   expandirse. En consecuencia, es difícil suponer la existencia de agujeros negros supermasivos en la infancia (primeros 200-600 años), de nuestro universo. Como siempre, la realidad es distinta a muchas teorías. El astrónomo Eduardo Bañados (Observatories of the Carnegie Institution for Science and the Department of Astrophysical Sciences of Princeton), con imágenes tomadas del Observatorio Las Campanas (La Serena/Chile), ha descubierto un quásar (J1342+0928), marca inconfundible de un agujero negro  supermasivo, engullendo gas,   de  apenas 690 millones  de años, después del Big Bang (5% de la edad del universo actual).  Un agujero con una masa de 8 × 108M (800 millones de veces, la masa del sol),  en un universo con un cambio al rojo z: 7.54,   significativamente neutral, en época de reionizacion (xHI > 0.33 (xHI > 0.11). Periodo, en la que nuestro universo salía de la fase de oscuridad y contenía extensas nubes de niebla. Algunos   científicos creen que estos agujeros negros supermasivos se crearon por crecimiento súbito (spur), desafiando la ley de Eddington (autolimitación del crecimiento del agujero). Según otro astrónomo chileno Leopoldo Infante (director del Observatorio: Las Campanas), debió haber existido un proceso muy rápido que reunió mucha masa en un lugar especial del universo, formando el quásar.  Otros científicos opinan que con solo engullir las nubes colapsadas de este universo temprano, se habría producido   el crecimiento de estos agujeros negros bebes supermasivos, en una época plena de caóticas escaramuzas entre  protones y electrones desnudos   formando  átomos neutrales de H, que absorbieron   luz UV brillante de las primeras estrellas.  Y, aunque sabemos que la reionizacion se completó 1 billón de años después del Big Bing, la masa alrededor de este nuevo quásar es mitad neutral, mitad   ionizada. Por si fuera poco, Bolaños cree que existen otros agujeros supergigantes tempranos en la parte norte del universo. Al respecto un especialista en geometría podría predecir las áreas pilares (las que soportarían el mayor peso), durante la formación acelerada de domos, pudiéndose inferir a partir de ahí, las partes especiales de un universo en formación. Sea lo que sea, este descubrimiento, refuerza la teoría de que la función de los agujeros negros es tragarse el material redundante para mantener un plan de creación del universo (fine tuning), incluso un orden para crear vida orgánica. 

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